¿Has tenido recientemente algún cambio importante en tu vida?
¿O lo vas a tener en poco tiempo?
Para cualquier tipo de cambio es necesario tener una preparación previa.
Y me dirás: claro, Jesús. Como no me digas otra...
Es cierto que hay cambios más fáciles de soportar que otros.
Por ello, he pensado en categorizarlos de la siguiente manera:
a) Por el asunto del que se trate
Hay asuntos que tienen mayor valor para nosotros.
Pero como estamos hablando de valores, que es una cuestión subjetiva, lo que para una persona puede ser un asunto muy importante, para otra no tiene por qué serlo.
·Mayor valor
Por ejemplo, pongamos por caso una persona que acaba de recibir la noticia de que su padre ha muerto. En ese momento, la persona que recibe la llamada convierte ese hecho en su problema número uno. Esto es fácilmente comprensible: ha fallecido una de las personas a las que más quería del globo terrestre. La vida de esta persona ha cambiado en un instante.
·Menor valor
Por otro lado, una segunda persona podría recibir esta noticia y no afectarle demasiado. Ni siquiera sabía dónde se encontraba su padre en el momento de fallecimiento. Ahora es consciente de que su padre ha muerto. Sin embargo, su relación ha sido deficiente y no lo ve como a un padre. Así que el dolor será menor o incluso inexistente.
No es que hablemos de personalidades diferentes; aquí no hemos tratado esta cuestión. Lo relevante en este tema es el trato o relación padre-hijo que ha habido entre un caso y el otro.
Como puedes ver, el asunto está sujeto al valor asignado por la persona en cuestión. El elemento fundamental será el tipo de relación que exista o haya existido entre estas dos personas.
No se produce un sentimiento de dolor universal ante la pérdida de un padre. Los sentimientos son espontáneos, no son controlables. Y en gran medida vendrán determinados por el tipo de relación que haya habido entre vosotros.
Así, los asuntos son subjetivos, y les asociamos un valor determinado que podríamos incluso cuantificar.
En el primer caso el grado de dolor se puede traducir en 10.
En el segundo caso, en 3.

2) Por el grado de voluntad
A diferencia de la categoría anterior, en este caso sí que objetivamos o hablamos de un principio universal.
·Cambio voluntario o elegido
Un cambio voluntario siempre conlleva satisfacción, aun desconociendo las consecuencias de ese cambio.
Efectivamente, no es lo mismo que el cambio se produzca a partir de una decisión tuya, que desde un cambio impuesto.

·Cambio involuntario o impuesto
Cuando es tu decisión lo que posibilita el cambio, y eres consciente de que se está produciendo ese cambio, experimentarás satisfacción. Puede que las consecuencias que vengan después no sean las deseadas; pero el hecho de tomar esa decisión y proyectarte en ella, te produce un placer que iría asociado a la libre elección.
Por otro lado, si ese cambio no depende de ti, será más difícil de digerir. Esto es así porque no estaba dentro de tu esquema mental; digamos que estaba fuera del guion.
Es en este último caso donde probablemente sufras más por el cambio. La privación de la libertad de elegir es sinónimo de frustración y posible dolor.
Al respecto te recomiendo la lectura del libro "¿Quién se ha llevado mi queso?" de Spencer Johnson, que habla precisamente de cómo afrontar el cambio ante una situación que no depende de ti.
Creo que estar preparados para cualquier desvío del guion es fundamental para continuar con buen pie.
De ahí que te hable a continuación de lo que considero las 5 claves para afrontar el cambio, refiriéndome especialmente a este último caso: el cambio involuntario o impuesto.
1) Cultiva el espíritu o mentalidad nómada
Cada vez lo considero más importante.
El nómada es el hombre o mujer que asume que no es de ningún lugar concreto, que no pertenece a nadie, que es autosuficiente, autónomo, capaz de gobernarse a sí mismo y de tomar decisiones sin mirar hacia atrás.
Adoptar el carácter nómada es tremendamente complicado, y por ello tiene tanto mérito forjarlo.
Desarrollarlo te permitirá ser prácticamente invulnerable. Aceptarás los diferentes acontecimientos de la vida del mejor modo posible.
Tan solo hay que saber estar preparado.
Si eres nómada, no tienes tierra. Y esto te convierte en un ser sumamente fuerte. Tienes que entender qué significa esto. Piénsalo.
2) Instálate en el ahora
Lo siento. Aunque pueda parecerlo, no soy partidario del Carpe Diem.
No se trata de vivir el aquí y el ahora sin pensar en nada más.
Esto sería concederle a las emociones autoridad para dejar que nos arrastren a su merced.
Por eso, yo planteo el instalarse en el ahora como la concesión de valor al momento que vives; ese momento único, irrepetible, que nunca será idéntico a otro.
Esto implica una conexión, no meramente emocional, sino también reflexiva.
3) No te despidas
Somos, en general, muy sensibles a las despedidas.
Yo siempre planteo las despedidas, no solo dirigidas a personas, sino también a momentos, como "hasta prontos". Puede que efectivamente no vuelvas a ver esa persona de la que te estás despidiendo. Pero tampoco lo sabes. Así que, no te anticipes al futuro. Mejor quédate con el recuerdo del hasta pronto.
Esto, incluso, te exige de manera inconsciente reencontrarte con esa persona o ese lugar.
4) Entiende el mundo como un tablero de juego
Como en cualquier juego, las reglas pueden cambiar.
Nos suele gustar que las reglas sean siempre las mismas; sentimos placer al reconocer algo.
Por el contrario, que las cosas cambien, nos genera incomodidad, incertidumbre, desconfianza.
Sin embargo, has de entender que la realidad es esencialmente cambio.
Es cierto que hay sociedades más cambiantes que otras.
Pero, en definitiva, todo cambia; incluso aquello que crees que siempre permanece igual.
Por esto es importante que te eduques en el cambio. Rompe con la monotonía de vez en cuando, elimina las barreras de la comodidad y proponte nuevos retos. Pero no conviertas tu vida en una montaña rusa. Te perderás por el camino.
Si sigues este pequeño consejo, desarrollarás el carácter camaleónico que, por ejemplo para Aristóteles, era el carácter del hombre virtuoso o eudaimónico.

5) Edúcate en ataraxia, el arte del control emocional
Para gestionar el cambio adecuadamente, debes conseguir una gran fortaleza mental y emocional.
Por ello aludo al concepto de ataraxia, empleado por la escuela del estoicismo y otras escuelas de pensamiento y formas religiosas (sobre todo procedentes de Oriente), como el epicureísmo o incluso el budismo.
Se trata de un estado de imperturbabilidad del ser; algo así como el poder de encajar el devenir de los acontecimientos con una disposición adecuada.
Para alcanzar este estado debes tener una gran comprensión de ti mismo. Por ello, los niños no pueden alcanzar este estado; solo habiendo llegado a una edad de madurez o adulta puede experimentarse este estado, ya que las diferentes experiencias vividas juegan un papel fundamental en el autoconocimiento.
Con lo dicho, ¿estás preparado para afrontar el cambio?
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ACERCA DEL AUTOR DE ESTA ENTRADA, JESÚS M.C.
Soy creador del blog Coaching Filosófico, donde comparto consejos basados en diferentes escuelas de pensamiento para ayudarte a pensar bien y para que te construyas un sistema de ideas coherente con tu naturaleza. Si quieres potenciarte y descubrir cuál es tu lugar en el mundo, has dado con el sitio correcto.
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