El coaching a secas reconoce que su punto de partida es el diálogo socrático, cuya esencia es filosófica.
Este formato tiene un objetivo claro: llegar a extraer una verdad, o al menos haber avanzado algo con respecto a la situación inicial.
En palabras de Lou Marinoff, asesor filosófico, "el diálogo socrático apunta directamente a lo que algo es".
Pretende, mediante la experiencia personal, encontrar una definición universal del objeto que se examina. Este objeto puede ser, por ejemplo, la libertad.
A continuación te doy las bases que necesitas saber para desarrollar este concepto de diálogo socrático.
1) Duración
El diálogo socrático no es algo breve, pero tampoco se recomienda que dure más de 45 minutos la sesión.
Esto se debe a que dar a luz la verdad supone un esfuerzo intelectual importante.
El asesorado ha de indagar en sí mismo, extraer su verdad, ser consciente de ella y comunicarla. En este proceso suelen desmontarse algunos prejuicios y creencias.
Aunque las sesiones no deben sobrepasar los 45 minutos, esto no es suficiente para realizar el ejercicio completo de estudio integral o autoconocimiento y fijación de objetivos bajo un nuevo sistema de ideas.
Por ello, se necesitan unos dos días para comenzar a obtener resultados.
De todos modos, lo más interesante es cultivar en la persona asesorada este espíritu crítico tan esencial al filósofo.

Esto le permitirá tener una vida más plena, ya que abrirá su mente y disfrutará de situaciones específicas de la realidad de las que antes no era consciente o desechaba directamente.
2) Proceso
Los diálogos socráticos funcionan tanto a modo individual como colectivo. En el colectivo, la influencia de los compañeros es un elemento a tener en cuenta, por lo que habrá más puestas en común, existiendo el riesgo de que aquello se convierta en un debate.
En el formato individual no existe este riesgo, ya que el lenguaje tú a tú sincero es el motor del diálogo.
El primer paso en el diálogo socrático es decidir la pregunta que ha de responderse. La pregunta siempre tiene esta forma ¿Qué es X?, en la que X, siguiendo con lo dicho anteriormente, es la libertad.
El segundo paso es que el asesorado o asesorados elijan un ejemplo de su propia experiencia de vida que represente X. Es decir, ponerle imagen a esa palabra. En este caso podría ser, por ejemplo, estar tumbado en una playa sin nadie alrededor.
Es conveniente que el ejemplo sea simple pero preciso. Según convenga, nos interesarán más o menos detalles.
Si el ejemplo se presenta ante un colectivo, cada persona presentará un ejemplo al resto del grupo, y elegirá, por consenso, uno de los ejemplos para analizarlo en profundidad.
El ejemplo elegido se expone de nuevo con mucho más detalle y los miembros del grupo formulan cualquier pregunta.
Lo interesante es identificar el momento en el que se produce X, en este caso la libertad, durante esa narración.
Así establecemos una definición o fórmula universal. Esta fórmula ha de ser simple. Si añadimos muchos conceptos a la definición, terminamos por desvirtualizar el significado, y la imagen que tendrá cada miembro del grupo de "libertad" será diferente. La comunicación del grupo se perderá. Se debe aceptar una imagen concreta de la libertad bajo una representación y ponerle nombre.
Ejemplo: ¿Qué es la libertad?
Mujer A: no rendirle cuentas a nadie. Poder hacer lo que te dé la gana. Imagen: Ir desnuda por la calle sin que me detengan o me señalen por ello.
Hombre A: volar. Dejar de ser esclavo de un sistema que yo no he creado y no preocuparme por el dinero. Imagen: encontrarme en una aldea de Kenia viviendo sin trabajar.
Mujer B: poder viajar siempre que quiera...vamos, tener la posibilidad de elegir qué hacer cuando yo quiera. Imagen: viaje a Bolivia de tres meses, en los que no me importó mi trabajo ni el dinero.
Hombre B: no dar palo al agua. Disfrutar de la vida en algún paraje tropical. Imagen: quince días de ensueño en Punta Cana.
Tenemos algo que se parece a una definición, asociada a una imagen. Como son diferentes casos, el grupo debe elegir una de esas experiencias mediante consenso para analizarla.
Eligen la experiencia del hombre A.
Ahora el hombre A debe dar más detalles de esta experiencia o imagen.
"Estaba cansado de mi vida. El trabajo no me ilusionaba, pero tenía miedo a abandonarlo por lo que pudiera venir después. Un día, al despertarme, decidí terminar con esto. Llamé a mi jefe mientras buscaba por Internet alguna oferta de viaje en avión. Quería salir de España y un poco de la civilización, así que me decanté por un lugar africano. Me interesó una zona de Kenia, y allí que fui. A mi jefe no le sentó bien la noticia, pero yo le pedí por favor que lo entendiera, que estaba agotado; no del trabajo en sí, sino de mí mismo. Estaba cansado de cómo era yo. Al día siguiente estaba allí, en Kenia. Y de pronto me olvidé de todo lo que había hecho hasta el momento. Me instalé en el ahora y sonreí. Estuve un tiempo de retiro. Algo más de dos años. Ha sido el tiempo mejor invertido de mi vida. Unos dirán que perdí mucho tiempo; yo creo que lo gané. Después de aquello cambié de trabajo y de forma de ser. Antes era más monótono, más aburrido. Ahora hago cosas nuevas casi todos los días, siempre que me lo permite este trabajo, claro."
Ante esta confesión, se les pide a los otros tres compañeros que identifiquen en qué parte de la narración encuentran que se da la libertad.
Mujer A: cuando se instaló en el ahora, allí en Kenia.
Mujer B: lo mismo. Cuando se encontró en Kenia y no pensó en lo que había hecho ni en nada de su pasado. En ese momento vivió la libertad.
Hombre B: cuando llamó a su jefe para decirle que no volvería a trabajar.
Se captan así dos partes de la narración en las que se identifica la libertad; la que señalan las mujeres A y B, y la que comenta el hombre B.

Tomando esas dos imágenes, se debía llegar a una misma conclusión de la libertad.
Se llegó al acuerdo de que libertad es hacerse dueño de tu vida.
De las diferentes visiones, al principio, se eligió una narración; y de esa narración se destacaron dos etapas: y de esas dos etapas se extrajo una definición universal que fuera acorde con lo que pasaba en esas dos etapas.
Como resultado queda un pensamiento breve que los integrantes del grupo asocian inmediatamente a la etapa que han elegido en la narración del hombre A.
Después vemos si esta definición es compatible con las diferentes imágenes creadas por los integrantes del grupo. Con las tres primeras sí, pero con la del hombre B no queda claro.
Volvemos a ver los casos:
Mujer A: no rendirle cuentas a nadie. Poder hacer lo que te dé la gana. Imagen: Ir desnuda por la calle sin que me detengan o me señalen por ello.
Mujer B: poder viajar siempre que quiera...vamos, tener la posibilidad de elegir qué hacer cuando yo quiera. Imagen: viaje a Bolivia de tres meses, en los que no me importó mi trabajo ni el dinero.
Hombre B: no dar palo al agua. Disfrutar de la vida en algún paraje tropical. Imagen: quince días de ensueño en Punta Cana.
El hombre B dirá ahora: "elegir voluntariamente no dar palo al agua".
Ahora vemos cómo en todos los casos la libertad se identifica con el poder de la voluntad; con el querer y poder hacer algo vinculados. La elección por voluntad propia, a su vez, se identifica con bienestar; con el placer de sentir que haces lo que deseas hacer en ese momento.
Después es interesante plantear casos hipotéticos para comprobar si la definición de libertad soporta diferentes representaciones, como puede ser el caso de Pinocho, cuyo deseo era ser un niño de verdad; en el momento en el que lo consiguiera, sería como el resto de niños y tendría libertad de acción.
La historia de Pinocho sí soportaba la definición de "hacerse dueño de tu vida", ya que todos consideraron que Pinocho no era dueño de su vida a pesar de convertirse en un niño de verdad. Le faltaba mucho por aprender, y por ello, no adquirió una verdadera libertad. En realidad era esclavo de su falta de conocimiento, por lo que las acciones que realizó le condujeron a sentirse mal consigo mismo.
De este modo, el "hacerse dueño de tu vida" siempre conduce a una satisfacción contigo mismo. Si no es así, habrás caído en la trampa de ser esclavo de deseos que se desmarcarían de tu naturaleza y que no tienen que ver contigo. Como consecuencia, acabarás sintiéndote mal.
Esta es una conclusión que se extrae del trabajo anterior y que todo el equipo comparte.
Después se hacen preguntas secundarias del tipo: ¿sabiendo qué es la libertad, la querrías?
Es curioso, porque la respuesta "sí" parece obvia, pero no lo es tanto. De hecho, hay personas a las que la libertad les asusta y prefieren que otros tomen decisiones por ellos. A partir de aquí, en este ejemplo, se abre un abanico de posibilidades.
Como puedes ver, el procedimiento puede extenderse mucho a raíz, simplemente, de definir un concepto que consideramos que es importante para las personas.
Se podrían utilizar muchos más, como por ejemplo: felicidad, virtud, valor, miedo, inseguridad, confianza, éxito, liderazgo, subordinación, poder, esclavitud, ansiedad, salud, ética, moral, religión, Dios, empresa, equipo, sentido, existencia, familia, amistad, amor, etc.
Por último, es interesante comparar la definición de libertad extraída con lo que opinan de la libertad grandes pensadores de la historia o diferentes escuelas de pensamiento.
Por ejemplo se podría utilizar a Immanuel Kant y sostener que libertad es obedecer a lo que dictamina la ley moral contenida en nosotros.
Esto también puede servir para continuar poniendo a prueba nuestra definición y demostrar su solidez como buenos pensadores que somos.
El hecho de que un grupo de reflexión, integrado por individuos normales y corrientes, pueda formular una definición de libertad y compararla con otras definiciones procedentes de personajes célebres e históricos, es un trabajo muy reconfortante y afirma nuestra identidad como buenos pensadores.
3) El trabajo del filósofo
El trabajo del filósofo será guiar al grupo a través de cada una de las fases y cerciorarse de que se produce consenso en cada una de las fases.
Las dudas que quedan sin plantear o sin responder aparecen en estadios posteriores.
El filósofo se presenta aquí como un moderador encargado de que el diálogo no se aleje del tema principal; las cuestiones secundarias pueden aceptarse siempre y cuando aporten valor a la cuestión principal.
En un diálogo socrático, el grupo llega a la esencia de la cuestión. Obtiene una verdad consensuada, extraída de nuestro yo más íntimo mediante el uso del pensamiento y el control de las emociones.
¿Aplicarás el diálogo socrático a partir de ahora?
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ACERCA DEL AUTOR DE ESTA ENTRADA, JESÚS M.C.
Soy creador del blog Coaching Filosófico, donde comparto consejos basados en diferentes escuelas de pensamiento para ayudarte a pensar bien y para que te construyas un sistema de ideas coherente con tu naturaleza. Si quieres potenciarte y descubrir cuál es tu lugar en el mundo, has dado con el sitio correcto.
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