Una de las confusiones más comunes en nuestro entorno es la de entender el término "persona" como "ser humano". Solemos utilizar estas palabras indistintamente. Sin embargo, el término persona contiene una serie de cualidades que rebasan lo humano.
Las cualidades a las que me refiero son las de entendimiento y voluntad.
El entendimiento puede entenderse como logos, es decir, razón. Para que haya entendimiento ha de haber lenguaje (coherencia lógica). Esta cualidad le es atribuida a cualquier ser humano (salvo casos de minusvalía mental o estados vegetativos en los que el logos no rige correctamente); por lo que cuando hablamos de ser humano, se da por supuesto que tiene entendimiento.
Por otra parte, el entendimiento va ligado a la segunda cualidad, la de la voluntad; la voluntad de hacer algo a partir del razonamiento que se ha realizado previamente. Estudias los caminos A, B y C y decides tomar el camino A. Tienes la capacidad de elegir y, de hecho, lo haces.
Bien. Ambas cualidades se ajustan al ser humano. Pero no solo a él. El concepto persona se atribuye tanto a entidades materiales como inmateriales.
El ser humano es una entidad material, es decir, corpóreo. Pero también podemos asignar estas cualidades a entidades inmateriales. La más conocida de estas entidades es Dios; otras los ángeles, espíritus e incluso otros seres racionales cuya realidad no está demostrada.
Por eso, cuando decimos que Dios es tres personas, no significa que adopte tres formas humanas. Como sabes, solo su Segunda Persona, la del Hijo, adopta una forma humana, la de Jesús. En esta Segunda Persona tiene un cuerpo; pero en las Personas del Padre y Espíritu Santo tiene una realidad inmaterial.
Con esto se concluye que no es necesario tener cuerpo para ser persona; ni siquiera hace falta ser humano para ello.
Esta lógica del concepto persona puede extrapolarse a cualquier ser racional. En caso de que se demostrase la existencia de seres racionales diferentes a los seres humanos, también serían considerados personas.
¿Y QUÉ ES UN DIOS PERSONAL?
Dicho lo anterior, es fácil entender que un Dios personal ha de recoger las dos cualidades mencionadas: entendimiento y voluntad. Estas son las cualidades que tradicionalmente se le han atribuido a Dios. No parece tener mucho sentido rezar o hablar con alguien que no te escucha. Dios, a pesar de ser invisible, al poseer entendimiento y voluntad, atendería a tus plegarias.

Este Dios es el propio del teísmo, como pueden ser las religiones occidentales de judaísmo, cristianismo e islam. En muchos casos se le representa al modo humano. Solo tenemos que ir al Antiguo Testamento para darnos cuenta de que se está hablando de un ser antropomorfo que pasea por el Jardín del Edén. Pero ese es un tema que nos conduciría a abordar otro problema referido al judaísmo y a la antigua religión de Israel (que no es lo mismo).
Quédate con que ser persona no implica necesariamente tener cuerpo o ser un humano
¿Y UN DIOS IMPERSONAL?
Por otro lado, hay personas que creen en un Dios impersonal, es decir, en un algo y no en un alguien, que sería la causa de nuestro universo. En este sentido, Dios sería visto como principio o motor de toda la realidad; algo así como un extraño arquitecto o diseñador que daría el primer empujón cósmico y saldría de la escena, no interviniendo en nuestras vidas. A este Dios no tendría sentido rezarle, ya que es un Dios que no escucha, ni tampoco actúa siguiendo una razón. No posee la cualidad de la voluntad, que está ligada a la moral; simplemente es un entendimiento que crea sin ningún motivo. Se suele entender como un Dios frío, como una causa del mundo, pero no personal.
Este Dios es propio del deísmo, que en muchos casos es considerado como una forma refinada de ateísmo. Tienes ejemplos de deísmo en numerosos pensadores de la época moderna. Por ejemplo en R. Descartes, G.W. Leibniz, I. Kant, etc.
También se considera un Dios impersonal en el panteísmo, que sostiene, dicho de una forma muy sintetizada, que todo cuanto hay es Dios. Esta forma de pensamiento se dará sobre todo en el Romanticismo alemán. Aunque la figura más relevante es del siglo XVII, con Baruch Spinoza.
¿Tienes algo que decir? ¿Te quedan dudas con estos conceptos?
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SOBRE EL AUTOR DE ESTA ENTRADA, JESÚS M.C.
Soy creador del blog Coaching Filosófico, donde comparto consejos basados en diferentes escuelas de pensamiento para ayudarte a pensar bien y para que te construyas un sistemas de ideas coherente y auténtico. Si quieres potenciarte y descubrir cuál es tu lugar en el mundo, has dado con el sitio correcto.
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